
Foto tomada por Juan Garizabalo.
La edificación de la historia de Barranquilla es un potentado de partes contradictorias que en para muchos es un constructo mágico conformado por un tridente racial que son la europea, la africana y la indígena, tres razas que determinan lo que somos como ciudad, como cultura, como barranquillero.
Ese determinismo poblacional de esta Barranquilla es sin duda la cultura. La cultura barranquillera es el rasgo social más importante que poseen los habitantes, es lo valioso de la existencia killera y caribeña.
Empero, que es esta cultura barranquillera tan florida, colorida, festiva e inusualmente atrayente por nuestros sentidos, que son los inicios de esta fuerza cultural de la ciudad. Respondo eso con una palabra sencilla y que sería el representamen de lo que nos determina culturalmente, lo pagano.
Hay que reconocer que el espectro cultural de Barranquilla parte desde su espectro pagano. Todo lo que nos enorgullece es producto seminal de nuestra historia pagana.
Sin embargo aclaremos que el paganismo no tiene que ver con vivir en bacanales y borracheras, como en el culto de Dionisios en la decadencia del imperio griego.
El paganismo barranquillero es un sí a la vida, es el reconocimiento a Dios como el gran sí de todas las cosas (Nietzsche, el anticristo).
No es imperativo creer en los dioses escandinavos de la antigüedad, implica buscar tras la religión la maquinaria mental donde se produce, el universo interior que refleja la forma de concebir el mundo (De Benoist, paganismo).
Los valores de este paganismo caribeño no pueden separar lo bueno de lo bello, como todo paganismo, pues lo bueno es las formas más acabadas del mundo (De Benoist, paganismo). El arte es la forma más alta por la cual se pueden representar a los dioses y la realidad, para el barranquillero el arte es una forma de establecer vínculos con la realidad y lo que pertenece a ellos, El arte es el vehículo para la eternidad.
El valor del pueblo o de un hombre se mide por su poder de poner sobre su experiencia el sello de la eternidad (Nietzsche). Esta experiencia barranquillera es un producto de ese deseo de ser perenne y de dejar estelas que no se borrara, por ejemplo, el Carnaval de Barranquilla.
Para el paganismo hay una religiosidad cósmica, que es vigente es nuestras expresiones como integrantes de todo el mundo Caribe y barranquillero, la idea de la vida no muere jamás, se renueva sin cesar, la historia se puede regenerar a sí misma, que hay una eterna solidaridad dialéctica entre la vida y la muerte, entre el comienzo y el fin, entre el hombre y Dios (De Benoist, Paganismo).
El espectro pagano de barranquilla, tiene una gran atención al Ser teniendo en cuenta sus raíces, este paganismo la persona es inseparable de su raza y de su familia, actividad recurrente y sobresaliente de lo que es ser barranquillero y caribeño, no hay nada que agreda más a un barranquillero que el insulto a su familia y a su cultura, pues no se puede separar de ella, la existencia de nosotros como seres, de pende de la existencia y el reconocimiento de nuestras raíces y nuestra historia.
El paganismo representa una libertad soñada, anhelada la cual se traduce en la búsqueda de ser dios o de tener la oportunidad de tener control de lo que se hace, es un rechazo a los paraísos y los infiernos, en la medida que todo lo que es grande y fuerte es concebido como el hombre como sobre humano, como extraño a sí mismo, el hombre se empequeñecía y repartía entre dos aspectos: uno detestable y débil, otro fuerte y sorprendente. A la primera esfera se le llama hombre y a la segunda se le llama dios (Nietzsche).
Nuestra esencia es indudablemente pagana, por eso somos diferentes, porqué aunque no lo crean seguimos manteniendo una estrecha relación entre lo pagano y nuestra existencia.
Nuestra vida cultural radica en ser libre, ser salvajes, ser paganos (De Benoist, Paganismo).
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